¿Existen “tiritas” para curar las cicatrices?

Es posible que hayas escuchado a hablar de las tiritas para cicatrices, también que sirven para curarlas. ¿Es exactamente así? Te contamos cómo funcionan a continuación.

Las cicatrices se originan a consecuencia de una herida. Las heridas pueden ser de diferente tipo pero cuando se produce una rotura de las fibras cutáneas y los bordes se separan, irremediablemente aparecerá una cicatriz.

Las cicatrices pueden ser de diferente tipo. Tanto el tipo de herida que las provoca, como su localización o el tipo de piel de la persona, hacen que el proceso de cicatrización sea diferente en cada caso. Muchas veces no podemos evitar algunas heridas ni podemos cambiar el tipo de piel que tenemos, pero sí podemos intervenir para que la cicatriz sea lo más pequeña posible y se produzca una regeneración cutánea mejor y más rápida.

¿Qué hacer cuando tenemos una herida?

Lo primero que debemos intentar es que, en las primeras fases de la cicatrización, cuando la herida está todavía reciente, esté bien limpia y no se infecte. La infección ralentiza el proceso de cicatrización y origina cicatrices más grandes y de formas menos estéticas. Eso sin contar las complicaciones médicas que pueden derivarse.

En la siguiente fase, tenemos un recurso muy útil, que coloquialmente mucha gente conoce como las “tiritas” para cicatrices y que sirven para curarlas. Y así es: los parches de Trofolastín, estas “tiritas” para cicatrices hechas a medida de la superficie de la herida, consiguen reducir las cicatrices en pocas semanas, y protegen las heridas del sol y de la exposición a otros factores ambientales.

Existen muchos mitos entorno a las heridas. Uno de ellos es el que afirma que las heridas deben curarse al aire. Nada más lejos de la realidad. Una herida cubierta, especialmente con un material poroso que crea un microclima húmedo en la piel, se cura mejor. Mantenerla protegida frente a las radiaciones ultravioleta del sol también va a resultar beneficioso para la regeneración cutánea y para evitar las pigmentaciones de las cicatrices, que resultan muy antiestéticas y duran muchos meses.

Los parches de Trofolastín (o tiritas para cicatrices 😉) se pueden recortar para adaptarlos a la medida ideal y quedan fijados en la piel con una gran adherencia y adaptabilidad durante 7 días en los que no tienes que preocuparte. Tras limpiar bien y secar la zona, se aplica el apósito encima de la cicatriz, sin generar pliegues ni zonas mal adheridas. Un truco es dejar los bordes del apósito con forma redondeada para que las esquinas no se levanten con facilidad. No vas a notar que llevas nada, pero ¡el efecto sobre la cicatriz ya ha empezado!

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